Querido Navegante:
Espero ilusionada que de una u otra manera esta botella llegue a tus manos y puedas leer el menaje que transporta. Nuestros mundos son muy distintos y la comunicación entre ellos bastante complicada, sin hablar de la diferencia de tiempos. Desde aquí, mi palacio de coral en el fondo de este mar curioso, te recuerdo con frecuencia, bueno, en realidad siempre, a quien quiero engañar. No consigo olvidar tus ojos de niño malo y tu sonrisa pícara. Te confieso que cogí prestado un marco con una imagen tuya y que a menudo paso horas contemplándolo embelesada e imaginando que tú también te pierdes en mi mirada. Ya sabes que nosotras las sirenas somos un poco especiales, tenemos una forma de vivir los sentimientos bastante diferente a los humanos, y que para nosotras el amor es algo muy abstracto y sin forma. No me gustaría asustarte si alguna vez en mi manera de compartir lo que siento puedas confundir lo que en realidad pretendo transmitir, no soportaría que con dicha confusión no tuvieras valor de preguntarme y darme la oportunidad de explicarme y aclararte lo que en realidad quiera decir o expresar. Soy demasiado espontanea y natural en mis formas y eso no todos lo entienden. Me gustaría poder ser contigo mas yo, pero reconozco que me controlo mucho, a veces demasiado, y no quiero perder mi esencia, por eso te escribo esta carta, necesito que me digas como puedo acercarme a ti sin que te resulte pesado o agobiante. Espero con ansia el próximo encuentro, que se retrasa ya, y que podamos disponer de mas tiempo que en el anterior y seguir en el mismo punto donde tuvimos que dejarlo en aquella playa aquel día de principios de verano. Tengo mucho que saber de ti, y mucho que compartir de mi ... Sólo una cosa mas... Me gustas mucho, y eso no sé si es bueno o malo, pero cuando a una sirena le gusta un humano se disloca un poco, disculpa si alguna vez molesto...Mis besos en ti navegante...
Tu sirena Penélope.
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