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jueves, 9 de abril de 2015

El sueño suspendido de un beso de esos...





Desde el  mismo instante que sus miradas se cruzaron supo que estaban unidos desde siempre. Había algo en él, en su mirada, en el fondo de sus ojos que conocía muy bien, que le daba confianza, que le decía que podía fiarse de él. No sabia su nombre, ni quien era realmente, pero podía leer su sonrisa como si hubiera estado a su lado toda una eternidad. Supo desde el principio que no se separarían nunca.

No fue fácil permanecer cerca. Él era un guerrero inmerso en mil batallas cruentas, donde vivir o morir dependía de mantener toda su atención en luchar, no había tiempo para sentimientos, y el sufrimiento y el horror le habían encerrado el corazón tras grandes muros de obstinación. En cuanto percibió lo que ella podría sentir se apartó, o mejor dicho, la apartó de su lado bruscamente, sin apenas explicaciones, como se echa a un borracho de un bar de mala muerte, por la puerta de atrás y a empujones para que no forme escándalo.

A pesar de la brusquedad de sus formas, de sus mil defectos, del carácter recio y retraído, de sus pocas palabras y lo rudo de sus costumbres, ella sabia descubrir una gran ternura y mucha necesidad de cariño. Vestía una tristeza que le recordaba mucho a la suya misma, a esa que se había ido tejiendo a lo largo de los años directamente en la piel. Ella conseguía leer en sus ojos avellana mucho más de lo que el quería decir y menos de lo que era capaz de traducir, por eso la llenaba de desazón y congoja. No conseguía entender que le pasaba, por qué la rechazaba y sin embargo no terminaba nunca de alejarse del todo. Imaginaba a otras mujeres, o que simplemente no era capaz de despertar en su corazón ese amor que consiguiera ablandarlo...a pesar de todo seguía cerca, intentando arrancarle una sonrisa, que le dedicara unas palabras, un poco de atención, una simple mirada...

El tiempo fue pasando, y todo seguía igual, finalmente él decidió retirarse a los brazos de otra, aunque buscaba mil escusas para no alejarse mucho de ella, siguiendo sus pasos desde la distancia, la observaba desde las sombras, pero sin dejarse ver plenamente, insinuando levemente su interés. Pero ni las precauciones que pretendía tener evitaba que se notara la atracción que también sentía por ella,  miradas lascivas se le escapaban cada vez que se cruzaban, pensamientos llenos de deseos lo mantenían con su imagen viva en la cabeza todo el día, sueños llenos de desnudez y placer lo despertaban por las noches, y era esa obsesión que sentía lo que más le convencía de que estar con ella era un peligro que debía evitar, por eso intentó olvidarla al lado de otra mujer...

Ella decidió darle el tiempo suficiente para que él relajara sus miedos ante ella, lo trató con la indiferencia de una amiga a la que no le interesa el hombre, solo la felicidad del amigo, y comprobar así si su supuesto amor era real o solo un engaño hacia sí mismo para no enfrentar sus verdaderos sentimientos... Así siguieron mucho tiempo, y lo que pasó después deberá esperar a otra historia, porque en esta aún no conocemos el final...






Sonia se prestó a acompañarlos… Buscaban lugares bonitos en los alrededores para sacar algunas fotos, y ella conocía uno muy especial…. Era una de las orillas del pantano y al atardecer era aún más bello si cabe. Allí se dirigieron los tres con la tensión que da no compartir un mismo idioma. Ellos eran portugueses y ella más que entender adivinaba con esfuerzo lo que intentaban decirle. Parecían unos chavales simpáticos, y desde luego educados, que la trataban con mucho respeto. No era fácil en el pueblo encontrarse con hombres así, y a demás guapísimos… Estaba de suerte, pensaba mientras los guiaba por el camino de tierra en bastante mal estado por las últimas lluvias. Cuando llegaron al sitio quedaron encantados. Era espectacular, unas vistas preciosas del pantano, recortado por las montañas que lo rodeaban y el silencio…. se podía oír el silencio…. Ese día estaba aún más hermoso, las luces de la tarde creaban un ambiente de inmensidad… como si de repente fueran los únicos habitantes del planeta, suspendidos en la oscuridad del universo… Paulo comenzó a hacer fotos sin parar, le gritaba algo a Miguel, pero Sonia no les prestaba atención…. Estaba de pie dándoles la espalda, embriagándose de vida mientras observaba la quietud del agua y la combinación de colores que se apreciaba en el cielo… naranjas, rojos, morados, azules…. De repente Miguel se hacercó a ella con mucho cuidado y con una voz muy amable y tranquila intentó pedirle que posara con él… Paulo quería fotografiarlos…. Ella aceptó encantada, nunca había posado para un profesional y menos con un compañero tan guapo…. Miguel se situó tras ella y le cogió las manos con mucha ternura… se notaban los nervios y la rigidez de las poses… Paulo estaba entusiasmado y les guiaba pidiéndoles nuevas figuras…. Poco a poco los tres se fueron relajando y todo se volvió natural y tranquilo… Ya Paulo no tenía que pedirles nada…. Las poses salían solas, se les notaba muy tranquilos y felices. Miguel cada vez se acercaba más al cuerpo de Sonia y a ella parecía no importarle en absoluto…. Se rozaba, la acariciaba con ternura, le apartaba el pelo y acercaba su mejilla a la cara de Sonia, la abrazaba con cariño… Y ella estaba disfrutando como nunca lo había echo… Paulo observaba la compenetración que se estaba produciendo entre la pareja de modelos y de repente le pidió a Miguel que le desabrochara varios botones de la camisa a Sonia…. Ellos se rieron, él le pidió permiso a Sonia y ella entre bromas se lo concedió… Con las manos temblorosas se los desabrochó muy despacio mientras la miraba a los ojos con pasión y hasta un poco de lujuria… siguieron posando aunque cada vez estaban más excitados… poco a poco terminó por quitarle la camisa y empezó a acariciarle toda la piel, a besarle el cuello, el busto…. Paulo había dejado la cámara y se unió a las caricias…. A Sonia le faltaba el aire… la excitación le entrecortaba la respiración… ellos solo buscaban darle placer y lo estaban consiguiendo… Habían terminado de desnudarla y los besos y las caricias se trasladaron a los lugares más íntimos de su cuerpo…. Creía morir de goce…. La guiaron hasta el suelo y mientras uno de ellos degustaba su zona más íntima el otro le ofreció su falo para que lo lamiera sin pudor…. Los gemidos de Sonia llenaban el aire mientras alcanzaba el clímax…. De repente Paulo se recostó de espaldas al suelo y le indicó que lo cabalgara… ella así lo hizo…. Sintió el miembro de su compañero dentro de su cuerpo como un regalo de placer…. Miguel la acariciaba y la besaba…. Él también estaba muy excitado y quería disfrutar del cuerpo de Sonia y se acercó a ella ofreciéndole la oportunidad de sentir a dos hombres en su interior a la vez… Ella aceptó y entre los dos la llevaron al máximo nivel de placer jamás conseguido… Cuando terminaron se recostaron los tres muy juntos, se sentía protegida por esos cuerpos que momentos antes la habían disfrutado con tanta ansia…. Había anochecido y el cielo estaba repleto de estrellas… Entre besos cariñosos y tiernas caricias consiguieron relajarse…. Ahora sí que iba a ser especial ese lugar en los recuerdos de Sonia, nunca olvidaría aquella tarde llena de pasión…