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domingo, 1 de diciembre de 2013

Eros y Psyque...


Hasta la más bella de las diosas envidiaba su hermosura, porque no existe nada mas atrayente para el humano que un alma pura. Aunque hermosa, era desgraciada, tanta belleza solo causa temor. No existía un corazón que se atreviera a amarla y el tiempo pasaba sin conocer quien la complementara. Los celos de la diosa llegaron a tal extremo que decidió castigarla por la osadía de eclipsarla y ordenó a su propio hijo que acabara con ella, de la forma más horrible que se le ocurrió. Decidió que su castigo sería  morir de amor por la criatura más horrible que existiera, por el más temible de los monstruos, por el peor de los seres imaginable. El dios del amor y el sexo procedió a cumplir las ordenes de su madre. Ella, desesperada, se entregó a las predicciones de un oráculo envenenado de odio, y, sobre una roca del acantilado más alto que halló, se entregó tumbada a esperar su infame destino, el ser desposada por un desconocido, que intuía sería una horrible pesadilla. Fue entonces cuando las cosas ocurrieron sin que ella entendiera nada, un fuerte viento la levantó en volandas y la transportó a un lugar encantado, rodeado de jardines frondosos que enmarcaban un palacio de oro y cristal. No sabia que pensar. Su sorpresa aumentó cuando mil sirvientes atendían solícitos sus deseos. Al llegar la noche, cansada de tantas sorpresas e incertidumbres se quedó dormida. No escuchó llegar a quien suponía su esposo, solo oyó una voz amorosa que la tranquilizaba, unos besos que la llenaban de amor, unas manos que borraban sus miedos y la hacían gozar con tanto placer, que creyó todo era un sueño. Al amanecer ese ser, que tan maravillosamente la había poseído, desapareció en silencio. Las noches transcurrieron igual por mucho tiempo, su esposo llegaba y la amaba como jamás pensó la pudiera amar nadie, y a cambio él le rogaba que no quisiera conocer su rostro. Después de un tiempo la curiosidad por saber más de quien tan feliz la hacia la llevó a incumplir lo pactado, y una noche acercó una lampara para conocer quien era realmente su esposo...Se quedó maravillada, era el ser más hermoso que jamás había conocido, tanta turbación le causó descubrir la belleza de su amante que no se percató que una gota de aceite caía en el hombro de él y lo despertó. Quien tenía que castigarla se rindió a su belleza y desobedeció las ordenes de una diosa para poder estar con ella, pero la imprudencia y traición de quien amaba consiguió que él huyera de su lado totalmente decepcionado. Al final su castigo fue perder al amor de su vida, recorrer la tierra buscando un perdón que no le era concedido, seguir cumpliendo pruebas que demostraran ese amor verdadero e intentar recuperar la mitad de su alma, borrando las heridas de la traición. Dos almas compartidas, a penas conocidas, pero atadas por el hilo dorado de un destino que no se puede entender.

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