Lo peor de la pasión es cuando acaba, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos...
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sábado, 9 de mayo de 2015
Travesuras de mujer y otros juegos del calor...
Se sentía plena y completa...tanto tiempo luchando y por fin podía afirmar que había alcanzado su objetivo, era feliz. Feliz consigo misma, con su entorno, con su soledad elegida, con lo que encontraba en el camino...con cada instante que la hacia sonreír. Le gustaba disfrutar de la vida, de las cosas sencillas que aparecían porque sí, había aprendido a aferrarse a ellas sin más y sacarles todo su jugo. Sí, realmente estaba a gusto en su mundo, ese mundo lleno de muchas cosas distintas y gente especial que le permitían llenarse de esa sabiduría sencilla que permite crecer como persona cada día un poquito más. Acababan de llegar los primero calores de la primavera y el ambiente había cambiado casi sin avisar. Los olores eran distintos, los colores eran más llamativos, todo estaba inundado de luz y daban ganas de gritar como chiquillos, así lo sentía. El poder salir a la calle ligera de ropa, guardando en el armario los bastos abrigos del invierno y recuperar las finas blusas y vestidos de alegres colores y frescas texturas le hacían enfrentar los días con unas ganas locas de coquetear y seducir. Travesuras, muchas ganas de travesuras era lo que la animaba. Jugar, flirtear, provocar... pasaba el día inventando formas de conseguirlo. Guiños encerrados en palabras que dicen una cosa y quieren decir otra muy distinta, juegos pintados de doble sentidos para quien los quiera interpretar, una sonrisa pícara llena de lujuria disfrazada de inocencia, una mirada descarada que solo el que la recibe puede descifrar. Así pasaba los días, entre juegos y travesuras que arrancaban risas y desconcierto, que agradaban y llenaban de ilusión y ganas a quien tenía la suerte de ser elegido, que se alargaban en el tiempo que unos y otros querían para mantener el juego vivo. Y así continuaba cada día, sintiéndose más libre, más llena, con más control de su vida, más segura que sus pensamientos y sentimientos eran suyos y ciertos, eran los que eran porque eran ella misma, su esencia, su todo... Desde sus travesuras y sus juegos se encontraba a sí misma cada día un poquito más y seguía caminando tranquila, sabiendo que lo hacía bien, que mientras ella lo quisiera así, todo estaría bien. Se atrevió a confesarle a su amor imposible que le tenía ganas, pero ganas de las buenas, esas ganas que habían ido creciendo desde la ultima vez, esas ganas que estaba segura eran mutuas. Lo hizo a pesar de que no era correcto hacerlo, de que cruzar la linea era peligroso, pero le apeteció, le dijo exactamente lo que pensaba sin dejar espacio a nada más... y consiguió su objetivo, despertó la curiosidad de quien se suponía estaba felizmente comprometido y sin más lo siguió tratando igual que siempre, con una naturalidad indiferente que aun provocó más curiosidad en el otro. Mantuvo por días una conversación escrita con un conocido llena de tiras y aflojas y, por momentos, muy subida de tono, que llevo a calentar los espacios tanto que parecía que se iba a proyectar una película porno en medio de su salón, jugando a inventar historias imposibles con un ron dulce como protagonista. Coqueteo con descaro con todo con el que sabía que no pasaba desapercibida, les daba una de cal y dos de arena, manteniendo el control de la situación. Y así, entre juego y juego, entre risas, miradas y desconciertos llenó esos días de ilusiones... Pero cuando se juega, se arriesga, y al final fue a ella a quien sorprendieron, la sorprendieron con un beso de esos que ya no esperaba, y esa partida dejó de controlarla. No le gustó demasiado. Sabía que el juego se transformaba en algo muy peligroso, un juego que podría hacerla sufrir, del que desconocía las reglas porque ni siquiera existían, del que no estaba segura siquiera del que los jugadores quisieran participar realmente... Vértigo, dudas, desconfianza, deseo y esperanza fue lo que halló en ese inicio de partida, y la certeza de que sería larga y excitante, la paciencia sería la mejor de las estrategias y lo sabía... ¿arriesgarse o parar?, ¿cara o cruz?...no encontraba respuesta... después de mucho pensarlo...decidió seguir jugando...
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